El salmorejo tiene la consistencia final de un puré o de una salsa espesa y aunque se suele acompañar con otros ingredientes al gusto, a mí como más me gusta es con un poco de huevo duro y un buen jamón ibérico. Lo más importante es utilizar un excelente aceite de oliva virgen extra y que los tomates lo acompañen. Es una receta contundente, económica y muy nutritiva, que puede servir como primer plato o como único dependiendo del acompañamiento.
El origen del salmorejo es difícil de establecer, aunque seguro que es un plato de origen popular, muy humilde y base de muchas de las comidas de los olivareros, campesinos y pastores. Posiblemente surja como aprovechamiento de trozos de pan duro, majados con agua, sal y ajo. En algún momento se le llegó a incorporar aceite y servía para dar soporte a restos de comida de otros días, nada que ver a lo que le añadimos actualmente, porque el jamón no solía ser para este plato.
Aunque los puristas del salmorejo se echan las manos a la cabeza cuando dices de echarle vinagre, a mí personalmente me gusta ponerle un poquito de vinagre de Jerez, por eso en los ingredientes lo pongo como ingrediente opcional.
Ingredientes: (para 4 personas)
Elaboración:
El salmorejo es una crema servida habitualmente como primer plato, su elaboración es muy sencilla e incluye un majado o triturado de miga de pan, ajo, aceite de oliva virgen extra, sal y tomates.
Limpiamos bien los tomates, los pelamos (si es mucha cantidad, los podemos escaldar en agua hirviendo, para así poder pelarlos mejor), los cortamos en cuartos, y los añadimos a un bol grande y trituramos con la batidora hasta que nos quede una salsa líquida.
Pasamos esta salsa por un colador para retirar posibles trozos de piel y pequeñas pepitas que hayan quedado al batirlos.
Cortamos el pan en trozos pequeños y los añadimos a la crema de tomate anterior y los dejamos reposar durante unos 10 minutos. Así ayudamos a que el pan se ablande si está muy duro y será mucho más fácil de batir.
Pelamos el ajo y lo añadimos al tomate con el pan. Echamos el aceite de oliva virgen extra, la sal y el vinagre, en caso de que decidamos ponerle. Lo pasamos todo por la batidora hasta que nos quede lo más fino posible.
Probamos si esta bien de sal y de los demás ingredientes y es el momento de rectificar hasta ponerlo a nuestro gusto. Sólo nos queda meter el bol en la nevera y dejar que se enfríe, en un par de horas lo tendréis bien fresquito y perfecto para probar el mejor salmorejo. E incluso lo podemos dejar de un día para otro.
A la hora de la presentación, lo mejor es ponerlo en un plato hondo o cuenco y espolvorear con unas virutas de jamón serrano o ibérico. Añadir igualmente el huevo cocido troceado y unas gotas de aceite de oliva virgen extra.
Aunque no tiene por qué quedar ahí el tema, el consejo regulador del salmorejo también nos recomienda: pepino, pimiento, cebolla, zanahoria, remolacha, melocotón… Pero esto os lo dejo a vuestro gusto.
A mí personalmente, como os he dicho al principio de esta receta, como más me gusta es con un poquito de jamón, huevo cocido y aceite de oliva virgen extra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario