Esta receta es uno de los buques insignia de la familia. La verdad es que no recuerdo exactamente el origen de esta receta, creo recordar que la ví en una revista de cocina y posteriormente la he adaptado, porque como os he dicho en alguna ocasión, cojo la idea y luego la adapto un poco a mis gustos y a los de mi familia.
El rabo de toro es una de esas recetas que cuando tenemos algún evento familiar me suelen pedir que se lo haga, es lo que se llama una receta de celebración.
Otra de las ventajas que tiene el rabo de toro es que se puede hacer de víspera, que además de estar mucho más rico si lo dejamos de un día para otro, el día del evento, cuando llegan los invitados, lo único que hay que hacer es calentarlo a fuego lento mientras hacemos unas patatas fritas, que es la guarnición perfecta para esta receta, así como un buen pan para mojar sopas en la salsita.
Los ingredientes que yo utilizo son los siguientes:
Ingredientes: (para 10-12 personas):
Elaboración:
Lo primero es sofreir los trozos de rabo en una cacerola con aceite de oliva virgen extra.
Cuando esté dorado, se añade el pimentón dulce y se mueve un poco para que no se queme.
A continuación se echan las cebollas bien picadas, los dientes de ajo enteros y golpeados, las zanahorias en rodajitas, el laurel, el vino de Montilla, la canela, un poco de nuez moscada, los clavos, los granos de pimienta, sal y las pastillas de caldo concentrado desmenuzadas.
Se añade agua hasta que cubra todos los ingredientes y se deja cocer una hora y media aproximadamente, primero a fuego fuerte hasta que empiece a hervir y después a fuego lento, desespumando el caldo si fuera necesario.
El tiempo de cocción es un poco relativo, depende de la calidad de la carne, del tamaño de los trozos, por tanto, lo que nos va a marcar el tiempo es cuando el rabo esté blandito. Sacamos un trozo de los más grandes y lo pinchamos con un cuchillo para ver si está a nuestro gusto.
Y una vez que la carne esté a nuestro gusto ya está listo para comer. Podemos acompañarlo con la guarnición que más nos guste, puede ser con un poco de arroz en blanco, un puré de patatas, pero a mi familia lo que más nos gusta es acompañarlo de unas patatas fritas.
Y ya si lo dejamos de un día para otro mejora mucho el plato, está realmente exquisito. Éste sería el aspecto de la ración individual.
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