Ingredientes:
Elaboración:
Lo primero que necesitamos es pan para torrijas, que hoy en día es fácil encontrar en los supermercados una vez que se acerca la Semana Santa. Si no tenemos este pan especial, podemos usar pan del día anterior, que debemos cortar en rebanadas de un par de centímetros de grosor más o menos. Es importante que el pan tenga el grosor adecuado y que no esté demasiado tierno. Yo lo que hago es que lo dejo cortado la noche anterior cubierto con un paño.
Acto seguido hay que poner a hervir la leche, junto con las ramas de canela, el azúcar y la cáscara de limón, usando un cazo y poniendolo a fuego medio, para que los ingredientes se mezclen bien.
Cuando hierva retiramos el cazo del fuego, retiramos las ramas de canela y el limón que desechamos, añadimos la copita de anís dulce, si lo estimamos conveniente ya que como he puesto en los ingredientes, es opcional, y dejamos enfriar.
Cuando la leche se enfríe lo suficiente, vamos a ir pasando las rebanadas de pan por la misma, mojándola por ambos lados, de forma que queden bien húmedos, pero sin que lleguen a romperse.
Una vez tengamos todas las rebanadas empapadas, pasaremos cada una de las mismas por el huevo batido, pasando las dos caras de cada rebanada para después freírlas en una sartén con abundante aceite de oliva.
Por último, cuando las torrijas estén bien fritas, las secamos en papel secante para quitarles los excesos de aceite de oliva. Dejamos enfriar a temperatura ambiente y en ese momento las pasamos por una mezcla de canela en polvo y azúcar (cuatro partes de azúcar y una de canela), para darle un toque de sabor muy rico.
Y con los ingredientes que os he puesto, ésta sería la fuente de torrijas que os saldrían.
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