La leche frita es un postre típico de Semana Santa, aunque parece que su origen es del norte de España. Es muy fácil de preparar, con ingredientes muy básicos, pero es un postre que queda exquisito y que gusta realmente a todos.
Como me gusta dar al César lo que es del César . . ., la receta de hoy la he calcado de un blog de cocina cuyo título es "Anna Recetas Fáciles", y digo la he calcado porque yo lo que suelo hacer es coger ideas de distintos blogs y programas de cocina y cojo lo que más me gusta de cada una, hago primero una prueba y cuando mi familia me dá el "visto bueno", hago la mía propia y ya la publico en el blog.
En este caso la he calcado literalmente, he hecho una prueba y no he modificado absolutamente nada, así que mi más sincera felicitación y reconocimiento a Anna la autora de este blog de cocina a la que sigo con bastante asiduidad.
Por lo tanto, para su elaboración yo he utilizado los mismos ingredientes que Anna,
Ingredientes:
120 grs. de maicena
1 piel de limón
1 piel de naranja
1 cucharadita de vainilla
1 ramita de canela
50 grs. de harina
Aceite para freír
Azúcar y Canela para rebozar
Elaboración:
Lo primero que vamos a hacer es cortar unas pieles de naranja y de limón con la ayuda de un pelador.
Apartamos aproximadamente un vaso de la leche y lo reservamos, echando el resto de la leche en un cazo. Añadimos las pieles de limón y naranja, la ramita de canela, y el azúcar y ponemos el cazo en el fuego.
Cuando veamos que la leche empieza a hervir, bajamos el fuego al mínimo y dejamos el cazo en el fuego unos 10 minutos aproximadamente para que la leche tome todos los sabores hirviendo muy despacito. Pasado el tiempo, retiramos el cazo del fuego.
Por otra parte a la leche que habíamos reservado le añadimos la maicena y removemos con una cuchara hasta que quede bien disuelta, incorporando a continuación la vainilla.
Seguidamente colamos toda la leche en una cazuela aparte y le añadimos la leche en la que hemos disuelto la maicena. Mezclamos bien con una varilla y la llevamos al fuego para que espese sin dejar de remover y retiramos el cazo del fuego cuando hayamos obtenido una textura muy cremosa.
Vertemos la mezcla obtenida en una bandeja para que se enfríe y cubrimos con un film de cocina en contacto con la crema para evitar que se haga costra. Dejamos que se enfríe por completo a temperatura ambiente y, después, la metemos en el frigorífico durante toda la noche.
Cuando llegue el momento de freirla, desmoldamos la crema, cortamos las porciones del tamaño que más nos gusten con un cuchillo y, rebozamos seguidamente los trozos, para lo cuál preparamos un plato con harina y otro con huevo batido y pasamos los trozos, primero por harina y a continuación por el huevo batido.
Para freírla, calentamos abundante aceite en una sartén, y cuando esté bien caliente echamos los trozos que tenemos rebozados, dándoles la vuelta hasta que se doren bien por todos lados y los retiramos a un plato con papel absorbente.
Cuando los vayamos a servir retiramos el exceso de aceite con una servilleta y pasamos cada porción por la mezcla de azúcar y canela, y ya los dejamos en la fuente en que los vayamos a servir.
Y éste sería el aspecto de nuestra leche frita
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